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viernes, 4 de enero de 2019

EL TRATADO DE VERSALLES, ¿SOLUCIÓN O CASTIGO?


Hay multitud de causas que llevaron a Europa a ser el epicentro de la guerra más cruel y con más muertos de la historia. Desde el auge de los totalitarismos, ya sean fascistas o comunistas, pasando por el expansionismo alemán y el colonialismo británico, hasta la crisis de 1929. Pero, sin duda, la causa más importante fue el Tratado de Versalles firmado el 28 de junio de 1919. 

Este pacto fue firmado por los aliados de la Primera Guerra Mundial y por Alemania. Recogía severas medidas contra el Reich alemán, quien era calificado como “único culpable” de la Gran Guerra. 


En la Conferencia de París, celebrada del 18 de enero al 15 de febrero de 1918, se forjó este Tratado. Hubo deliberaciones y conversaciones entre 32 países, entre los cuales no se encontraba ni Alemania, ni ninguno de sus aliados. 

La confrontación entre los intereses de Gran Bretaña y Francia se hizo notar rápidamente. Los británicos, que ya no tenían al Imperio Alemán como rival en sus colonias, abogaban por una suavización de las condiciones territoriales sobre Alemania, mientras que los franceses querían castigar duramente al Reich para evitar una futura invasión sobre sus territorios. 

Este Tratado constaba de 15 partes, en las que se integraban unos 440 artículos en total. En cualquier caso, dicho tratado recogía varias medidas, tanto económicas, como políticas y territoriales. Las fronteras serían restituidas a su situación de 1870, es decir, Francia recuperaría Alsacia y Lorena. La zona del Sarre quedaría bajo protección de la recién fundada Sociedad de Naciones (por iniciativa del presidente estadounidense Wilson, quien vetó el ingreso a Alemania) y sus minas pasarían a ser controladas por Francia durante 15 años. 


Bélgica recuperaría Malmedy, Eupen y Moresnet. Polonia sería reconstruida siguiendo los planes de los catorce puntos del presidente norteamericano Wilson y obtendría territorios como Posen, Prusia Occidental, parte de Silesia, etc. Muchas ciudades y territorios del Reich pasarían a tener plebiscitos para saber a qué países preferían pertenecer. El África Oriental Alemana o Tanganica pasó en su mayor parte al Reino Unido, con la excepción de Ruanda y Burundi, que quedaron en manos de Bélgica, y el puerto de Kionga, que fue devuelto a Portugal. El pacto, además, reconocería la independencia de Austria y de Checoslovaquia, así como la entrega de todas sus colonias a las potencias vencedoras. 
En definitiva, Alemania perdería una séptima parte de su territorio y una décima parte de su población. 

El tratado también incluía otras cláusulas como la reducción del ejército alemán a 100.000 hombres, la prohibición de fabricar material de guerra, la entrega del material militar y de la flota de guerra, el pago de más de 30.000 millones de dólares a modo de reparaciones a los aliados, la ocupación de la orilla izquierda del Rin y la desmilitarización de la zona de Renania

En Alemania, el tratado no se vio con buenos ojos y realizaron varias propuestas que fueron rechazadas. Así, la prensa del país germano criticó con dureza a los aliados y las medidas que se les exigía, sobre todo el hecho de aceptar la culpa de ser los causantes de la guerra. 

El Tratado de Versalles fue objeto de múltiples críticas. Las frustraciones y los desequilibrios que hizo nacer, tuvieron un papel importante en las décadas que siguieron. Adolf Hitler se opuso, desde que comenzó su ascensión política, al Tratado de Versalles,
que, como hemos dicho, hizo pesar todas las consecuencias de la guerra en los hombros de Alemania. En efecto, según el artículo 231, Alemania es considerada como la responsable de la guerra. El economista británico John Maynard Keynes, que participó en las negociaciones, lo consideró una «paz cartaginesa». 

Y llevaba razón, ya que la mentalidad de vencedores y vencidos estuvo presente en el Tratado de Versalles, donde no sólo se castigó a los derrotados obligándoles a pagar las reparaciones, sino que se buscó humillarles, con el fin de evitar futuras guerras. 
La enorme inflación que hubo entre 1921 y 1923 en Alemania, fue debida sobre todo a la deuda externa que tenía con los aliados y las reparaciones que fueron en aumento durante esa década. Esta crisis económica interna fue una oportunidad que los partidos extremistas en el país germano aprovecharon para hacerse con el poder. Así, Hitler consiguió beneficiarse de la situación generada desde el extranjero y del desacierto de la débil política exterior de la República de Weimar

En definitiva, el Tratado de Versalles fue otro episodio más de las rencillas que llevaban existiendo durante siglos entre Alemania y Francia, pero, a diferencia de las anteriores, acabó por ser una de las mayoritarias causas que condenó a Europa a la guerra más sangrienta y devastadora de la historia: la Segunda Guerra Mundial.

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